El Carnaval en Cusco es una celebración llena de color, alegría y unión. Esta festividad, que se vive con entusiasmo en toda la región, es una mezcla de expresiones culturales, música, danzas y sabores tradicionales que se han mantenido a lo largo del tiempo. Aunque cada pueblo tiene su propia manera de celebrar, existen costumbres que son comunes en muchas comunidades cusqueñas, reflejando el espíritu festivo que caracteriza a estas fechas.
El Carnaval tiene raíces tanto andinas como europeas. Con la llegada de los españoles, se incorporaron elementos del carnaval europeo, como los desfiles y las máscaras, a las festividades locales que los pueblos andinos ya realizaban en honor a la naturaleza y los ciclos agrícolas. Esta fusión dio lugar a una festividad única que hasta hoy se mantiene con una fuerte identidad propia.
La fecha del Carnaval varía cada año, ya que se rige por el calendario litúrgico católico, coincidiendo con los días previos a la Cuaresma. En Cusco, las celebraciones suelen extenderse durante varias semanas, comenzando con los "compadres y comadres" y culminando con las celebraciones centrales.
Uno de los momentos más esperados es el Jueves de Compadres y el Jueves de Comadres. Durante estas fechas, amigos y familiares intercambian regalos y detalles simbólicos como muñecos de masa adornados con elementos que representan la vida cotidiana de cada persona. Este día es ideal para fortalecer lazos de amistad y compartir momentos de alegría.
En muchas comunidades, se organizan reuniones en las que no falta la música, la comida y, por supuesto, los juegos de agua, que son infaltables en el Carnaval cusqueño.
Una de las tradiciones más emblemáticas es la yunza, también conocida como cortamonte. Consiste en plantar un árbol decorado con regalos, globos y serpentinas en medio de la plaza o un espacio abierto. Los asistentes bailan alrededor mientras, uno a uno, van cortando el tronco con un machete hasta que cae, momento en el que todos corren a recoger los obsequios.
Cada comunidad tiene su estilo particular de yunza, y en algunos lugares se organizan competencias para elegir la mejor decoración o la yunza más grande.
Durante el Carnaval, es común ver a grupos de jóvenes y adultos jugando con agua, talco, espuma y pinturas de colores. Estos juegos son una forma de diversión colectiva y una manera de relajar las tensiones cotidianas.
En barrios y comunidades, las calles se llenan de personas que participan en estos juegos con alegría y entusiasmo, aunque siempre se recomienda tener cuidado con quienes no desean participar.
El Carnaval cusqueño está acompañado de música tradicional interpretada por comparsas que recorren las calles tocando instrumentos como quenas, charangos y bombos. Las danzas, como la "Qashwa" y la "Carnaval Cusqueño", llenan de energía los espacios, con pasos ágiles y vestimentas coloridas que reflejan la identidad cultural de la región.
Cada distrito y comunidad suele tener su propia banda de músicos que amenizan las fiestas, creando un ambiente festivo que se prolonga hasta altas horas de la noche.
Las festividades no estarían completas sin la comida típica que acompaña cada celebración. Durante el Carnaval en Cusco, es tradición disfrutar de platos como:
Las principales plazas de la ciudad se llenan de actividades durante esta época. Lugares como la Plaza de Armas, San Sebastián y San Jerónimo se convierten en puntos de encuentro para quienes desean disfrutar de las festividades con comparsas, concursos y ferias gastronómicas.
En las zonas rurales, las festividades tienen un carácter más comunitario, con celebraciones que incluyen rituales de agradecimiento a la Pachamama y actividades que refuerzan el sentido de pertenencia a la comunidad.
El Carnaval en Cusco es una expresión de alegría y tradición que une a las familias y comunidades a través de la música, la danza y la gastronomía. Cada año, esta celebración nos recuerda la importancia de mantener vivas las costumbres que han sido transmitidas de generación en generación. Ya sea disfrutando de una yunza, degustando un delicioso puchero o participando en los juegos de agua, vivir el Carnaval cusqueño es una experiencia que queda en la memoria de todos los que participan.
En las comunidades cercanas a la montaña Ausangate, el Carnaval tiene un profundo sentido espiritual. Se realizan ceremonias de agradecimiento a los apus (montañas sagradas) y la Pachamama (Madre Tierra), acompañadas de música tradicional y danzas autóctonas como la "Ch’unchu". Aquí, el carnaval es una oportunidad para fortalecer la relación con la tierra y los espíritus protectores.
Las celebraciones incluyen competencias de yunzas, donde los pobladores decoran los árboles con productos locales como papas, chuño y textiles, resaltando su estilo de vida basado en la agricultura y ganadería.
En Calca, el Carnaval es una explosión de alegría con comparsas que recorren las calles principales al ritmo de la "Carnaval Calqueño", una danza típica interpretada con quenas y tambores. Los pobladores participan en juegos de agua y talco, además de los tradicionales encuentros de compadres y comadres.
El "Puchero calqueño", plato emblemático de la festividad, se prepara en grandes cantidades y se comparte en reuniones familiares, fortaleciendo los lazos comunitarios.
Coya, ubicado en el Valle Sagrado, mantiene una celebración muy ligada a la tradición agrícola. Durante el Carnaval, se realizan concursos de danzas típicas, donde las comunidades compiten mostrando sus mejores coreografías y vestimenta tradicional.
Una de las principales costumbres es la "yunza agrícola", en la que el árbol es adornado con herramientas de cultivo y productos de la cosecha, simbolizando la prosperidad del año venidero.
En Urubamba, la celebración destaca por su carácter familiar y comunitario. Las comparsas y bandas recorren las calles animando a la población a unirse a la fiesta, mientras las familias preparan comidas típicas como el lechón y los tamales.
El Carnaval urubambino se caracteriza por las competencias de yunzas y los coloridos disfraces que los pobladores confeccionan con meses de anticipación. Los juegos de agua son intensos en esta zona, con batallas que involucran a grandes y pequeños.
En la provincia de Espinar, el Carnaval tiene una fuerte influencia de la cultura Q’ero. Se realizan danzas originarias como el "Kashwa Espinarense", donde los bailarines visten atuendos coloridos y máscaras que representan personajes de la historia local.
Las celebraciones incluyen rituales de agradecimiento a la tierra, en los que se realizan ofrendas de hojas de coca, chicha de jora y productos agrícolas. También se organizan carreras de caballos y torneos deportivos como parte del programa festivo.
En San Pablo, el Carnaval es una mezcla de fiesta y devoción. La festividad comienza con una misa de agradecimiento y posteriormente se da inicio a las celebraciones populares. Una de las tradiciones más importantes es la elección de la "Reina del Carnaval", quien preside los festejos y las actividades comunitarias.
El plato tradicional del Carnaval en San Pablo es el "Chiriuchu", preparado con ingredientes de la región que reflejan la diversidad cultural y gastronómica de la zona.
Aunque cada localidad tiene su propia forma de celebrar, existen elementos que se repiten en muchas comunidades cusqueñas:
Si planeas vivir el Carnaval en estas localidades, es recomendable:
Cada comunidad cusqueña ofrece una experiencia única en Carnaval, donde la cultura y la alegría se entrelazan para ofrecer una celebración inolvidable.